«Las bestias tienen madrigueras; el ganado, establos; los carros se guardan en cobertizos y para los coches hay cocheras. Sólo los hombres pueden habitar. Habitar es un arte. Únicamente los seres humanos aprenden a habitar.»
Insiste en la profunda relación entre habitar y vivir, y en sus derivaciones: la habitación, como huella de la vida (nunca acabada, nunca completamente planificada), florece y decae al compás de los esplendores y fracasos de sus habitantes.
«La casa no es una madriguera ni una cochera. En muchas lenguas, en vez de habitar puede decirse también vivir. ``¿Dónde vive usted?'', preguntamos, cuando queremos saber el lugar en el que alguien habita. ``Dime cómo vives y te diré quién eres''.»
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